sábado, 19 de julio de 2014

KIT BÁSICO DE LA MOCHILA DEL(DE LA) COACH III: REFLEXIONES PARA LA FORMULACIÓN DE PREGUNTAS EFICACES



En el artículo anterior sobre las preguntas socráticas, recogíamos la importancia de las preguntas como una herramienta fundamental en coaching. Esta nuevo post, pretende ser una reflexión sobre aspectos a considerar en la formulación de preguntas en coaching, y para ello recogeremos, en un primer momento, la importancia que le otorga la International Coaching Federation (ICF) a la FORMULACIÓN DE PREGUNTAS, que la recoge como una de las competencias fundamentales que debe emplear y desarrollar el/la coach para ejercer correctamente su profesión.

La Competencia 6 se refiere a REALIZAR PREGUNTAS PODEROSAS, en los siguientes términos:
“Habilidad de hacer preguntas que revelen la información necesaria para sacar el mayor beneficio para el cliente y la relación de coaching”
Y continúan perfilando está competencia de la siguiente manera:
  •   Hacer preguntas que reflejan la escucha activa y la comprensión del punto de vista del cliente.
  •   Hacer preguntas que evoquen descubrimiento, toma de conciencia, compromiso o acción (por ejemplo, aquellos que desafían las presunciones del cliente)
  •  Hacer preguntas abiertas que aporten mayor claridad, posibilidades o nuevos aprendizajes.
  •   Hacer preguntas que lleven al cliente hacia lo que desea, no preguntas que lleven al cliente a justificarse o mirar al pasado.

Por lo tanto y a continuación, realizaremos una aproximación a la construcción de preguntas eficaces, valiéndonos sobre todo de las aportaciones del libro de John Whitmore, “Coaching: el método para mejorar el rendimiento de las personas”:
  1. Empleo de preguntas abiertas: es más útil el empleo de las preguntas ABIERTAS que  las preguntas CERRADAS. Ello es así porque mientras que las preguntas cerradas son demasiado limitadas y cierran la posibilidad de detallar y explorar los quiebres y generar crecimiento; las preguntas abiertas propician el desarrollo y la creación de soluciones y acciones.
  2. Utilización de determinadas partículas interrogativas: se recomienda emplear las preguntas por partículas interrogativas que cuantifican o deducen hechos, es decir, QUÉ, CUÁNDO, QUIÉN, CUÁNTO. Especialmente útil, en determinados momentos, puede ser el empleo del PARA QUÉ, porque nos conecta con nuestro próposito. Por último se desaconseja el empleo de POR QUÉ porque vehiculiza al (a la) cliente/a a la justificación y puede que lo sienta como una crítica a su conducta o a su pensamiento.
  3. Empleo del “efecto embudo” en la formulación de las preguntas: la formulación de preguntas debería comenzar de una manera amplia y luego ir enfocándose cada vez más en el detalle, de esto modo nos centraremos cada vez en lo importante de la consecución de objetivos pero también mantendremos la concentración e interés del (de la) cliente/a.
  4. Comenzar explorando las áreas de interés del (de la) cliente/a: se recomienda empezar por las áreas que para nuestros/as clientes/as tienen algún interés , para evitar desviaciones por parte de los coachees y a continuación pasarán a sentirse menos ansiosos y estarán en mejores condiciones en nuevas alternativas y áreas de producción.
Para finalizar incluiremos algunos aspectos  recogidos en el “Manual del Coaching” de Villa,J.P y Caperán, J.A. sobre aspectos a evitar en la formulación de preguntas:
  • Evitar emplear excesivos tecnicismos o anglicismos, tratar de ser claros y utilizar un vocabulario sencillo ajustado al (a la) coachee.
  • Evitar preguntas condicionas de antemano o sesgos.
  • Limitar el empleo de suposiciones y/o prejuicios sobre el/la coachee.
  • Evitar preguntas de contenido comprometedor de tipo personal o profesional, que no sean relevantes para el proceso de coaching.

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